Una noche llegaron los primos a la casa. No los vi, pues estaba durmiendo. El mayor se asomó a la pieza que compartía con mi hermano menor y comentó que yo parecía una niñita. Años después lo supe. Era 1976 y ellos venían de Argentina, donde los militares habían encarcelado a sus padres bajo la acción represiva que más tarde conoceríamos como Operación Cóndor. Sus padres fueron secuestrados, maltratados, torturados. Y esos niños, separados de sus padres, tuvieron que sobrevivir «a la gracia de dios». Donald Trump no ha inventado nada. La canallada tiene historia y solera. Incluso, y sobre todo, en Chile.