Definitivamente no hay buenas señales de esta nueva administración, las esperanzas depositadas se están apagando con mucha rapidez, a la misma velocidad de los nombramientos de personas profundamente cuestionadas, y además con el convencimiento de que en los criterios de asignación de cargos se ha impuesto el amiguismo, las lealtades personales, las cercanías familiares, en definitiva los «derechos adquiridos» de la senadora en este caso.