En esta oportunidad nuestra táctica es la saturación, la sátira, el canto y la tragedia, siempre tan presente en la vida de nuestros pueblos. Un Valdivia desacralizado es un principio básico de la refundación de Chile. Don Pedro fue el jefe de la conquista, ajusticiado por el pueblo mapuche por genocida, y quizás por ello es celebrado y conmemorado por la memoria oficial. No soportan un fundador magullado, derrotado por la indiada. Y ante esa conmemoración aristocrática, de blanqueamiento societal, nos rebelamos desde la capacidad de manchar, de saturar de morenidades el monocroma de la utopía blanquecina.