No es posible consolidar un régimen democrático si se continúa profundizando la brecha de la injusticia. Por eso la democracia popular, la que nos plantea el Estado obrero, es quien trabaja por la igualdad de oportunidades. En este contexto, es auspicioso el crecimiento de los sectores medios no solo como un grupo que sostiene el ahorro y el consumo sino además como trabajadores que protagonizan la gestión del gobierno.