Si el Gobierno fue advertido oportunamente de las consecuencias del cierre de la planta y nada hizo por impedirlo, no sería extraño que todos esos sucesos hayan sido la culminación de una lucha de intereses en el sector, resolviéndose el conflicto no en favor del sector industrial del país sino del comercial (aliado estratégico del bancario) y en desmedro, por supuesto, de los trabajadores y sus familias. Queremos decir con estas palabras que, a nuestro juicio, el Gobierno tenía ya decidido reemplazar el consumo interno de azúcar entregando esa misión a las empresas importadoras, que forman parte del sector hegemónico del Bloque en el Poder.