Hablan de “derecho a la vida” o “defensa de la vida”, así en general, cuando de lo que se trata es de la vida humana y entonces hay que atender a lo que hace humana a la vida más allá del mero ciclo biológico, considerando variables como el gradual desarrollo del embrión, la libertad de elección de la madre, posibles malformaciones que harían de la existencia un verdadero tormento, etcétera.  Igualan, con ligereza conceptual impresionante, un embrión a un “ser humano”, “una persona” e, incluso, a “un niño en el vientre de la madre”.