Poco duró la algarabía clasista en América Latina. La tan mentada “sana alternancia” – en realidad malsana costumbre de control político por parte del poder oligárquico –,aquel publicitado “fin de ciclo progresista”que parecía arrollar el panorama político con victorias sucesivas de la derecha, no tuvo la anunciada continuidad. La coyuntura adversa, luego del exiguo triunfo de Macri, la forzada elección de Kuczynski y el subsiguiente golpe contra Dilma Rousseff en Brasil – precedidos por sendos golpes en Paraguay y Honduras -lejos de detener la movilización popular, la ha atizado.