Se puede afirmar que el gobierno de Piñera ha terminado y que el orden neoliberal, sino ha colapsado, sí está arruinado. El riesgo país, la fuga de capitales, la caída brutal de los precios de las acciones, la salida de inversionistas es un hecho. Pero el mayor golpe se lo ha dado la población, que solo se moverá si el gobierno accede a sus demandas, todas abiertamente contrarias a la doctrina neoliberal. Cualquiera de las principales demandas, como, por ejemplo, desde subir las pensiones, elevar el salario mínimo, a estatizar los servicios públicos, son un golpe mortal a las políticas de libre mercado.