El Estado de Bienestar está basado en el concepto de justicia social, que les reconoce a las personas derecho a cierto estándar de vida sólo por su condición de seres humanos. El retroceso, dice, se debe a que durante los últimos 40 años los más ricos horadaron las finanzas públicas reduciendo sus impuestos. Las democracias desfinanciadas se volvieron deudoras y renunciaron a defender el bienestar por temor a que los capitales huyeran. Incluso perdieron sentido, pues “si un Estado no tiene otra opción que seguir las instrucciones de los inversionistas, no hace diferencia quién es elegido ni cómo”.