Angustia y terror nos inundó, mientras fuerzas especiales y el guanaco comenzó a cercarnos para que nos fuéramos a punta de mojarnos…IRNOS!!! Se puede creer que nos iríamos??? De pronto entre la multitud, el bálsamo a mi corazón, mi hijo Tomás logró encontrarme. Abrazo eterno para superar la adversidad y entregarnos más fuerza. Dimos aguante hasta que pudimos saber de nuestro módulo 14 al menos, el de los chiquillos de la revuelta, que estaban bien…o eso dicen…los encerraron rápidamente cuando comenzó el motín, porque estaban todos juntos en el casino, esperando que los trasladaran para recibir nuestras visitas.