Abolir el Ministerio del Trabajo, una de las decisiones anunciadas por el presidente electo, el ultraderechista Jair Bolsonaro, explicita los rumbos de su gobierno en el intento de ajustar Brasil a las tendencias actuales del capitalismo, aun con propuestas regresivas. Refleja la devaluación del trabajo por tecnologías que eliminan trabajadores o los atomizan, tanto en la industria como en la agricultura en todo el mundo, y que se acentuó con la llamada cuarta revolución industrial, además de la globalización comercial.