Hay que aprovechar muy bien los 180 días que tiene el Senado para concluir el juicio sobre Dilma. Persuadir con masivas movilizaciones al número de senadores necesario para imponer su absolución en la votación final. Abrir un debate nacional sobre la monstruosidad en curso y el proyecto de país deseado, capaz de conducir a la derrota del golpe pero también a una Asamblea Constituyente, con reforma agraria, reforma política y ley de medios, que permitan un gran ensanchamiento de la democracia.