Negar la existencia de los presos políticos es una estrategia diseñada por el gobierno para encubrir la criminalización de la protesta social, justificando así la represión que ha desatado en contra de los “enemigos”, inexistentes, que amenazan el orden social establecido, es decir, en contra de quienes se resisten a vivir en un modelo de país obsoleto y rechazado por la mayoría ciudadana. Con esta decisión antidemocrática el gobierno nos retrotrae a la época en la cual el rechazo a la tiranía pinochetista y su cultura punitiva, terminó encarcelando y asesinando a miles de chilenos y chilenas, un esquema represivo que la derecha asume hoy en democracia, para hacer sobrevivir un modelo de país diseñado e impuesto en dictadura y que mayoritariamente ya no queremos.