Los que creemos en otra forma de alcanzar el desarrollo tenemos que dejar de tener miedo a hablar del modelo productivo. Por demasiado tiempo hemos reducido nuestras luchas al, relativamente cómodo, porque es inequívoco, espacio de la lucha por los derechos sociales. Es hora de que, junto con luchar por esos derechos, nos apropiemos también de conceptos como eficiencia y productividad. No solo nuestro camino es más democrático, sino que representa además un salto hacia un modelo de producción con un crecimiento más sostenible en el tiempo y, en el largo plazo, una economía más productiva.