Se dice que los chilenos somos solidarios, especialmente en los desastres naturales: terremotos y maremotos. Que todos los años nuestro corazón se “agiganta” para ayudar a los niños que sufren alguna limitación física o mental. No voy a poner en duda la actitud solidaria de las personas ni siquiera voy a relativizar sobre la creación de instituciones benefactoras que pululan en nuestro país. Lo que sí me preocupa es la falta de capacidad del Estado para cumplir con su papel protector de todos los ciudadanos que habitan esta nación.