El circo de los políticos chilenos de hoy está cada día más pobre y miserable y con notable baja en la asistencia de público. A estos payasos no les importa el número de entradas vendidas, pues para ellos es fácil adquirir sus luminosos trajes con el sueldo que les paga el Estado de Chile, es decir, todos los chilenos, por el solo hecho de haber sido mediocres Presidentes de Chile.