En este remedo de Justicia, en el territorio de nuestro país, un oficial de policía puede mentir, perjurar, disimular y aportar testigos falsos… mientras los jueces escuchan boquiabiertos preguntándose si deben aplaudir. La Justicia en la medida de lo posible nos dejó pringados. Un caso emblemático, que da la medida de lo demás.