Solo un país que continúa bañándose en la mitología de la inocencia, de una virtud otorgada por Dios, puede haber producido una victoria como la de Trump.
«El espectáculo de ver mi propio libro ardiendo por televisión era particularmente inquietante. Había asumido, equivocadamente y con ingenuidad, que después de las infamantes hogueras nazis de mayo de 1933, en que toneladas de volúmenes que se juzgaban subversivos, decadentes e insuficientemente “alemanes” habían sido consignados al fuego, tales actos serían considerados demasiado reprehensibles para llevarse a cabo en forma pública. Pero los militares chilenos no tenían problemas con difundir flagrantemente su furia y odio.»