La decisión de Maya Fernández se suma a la exclusión de la ceremonia del pastor Emiliano Soto, quien ha acusado que el tradicional ritual ha estado marcado “por un grado de politización mayor». La guinda de la torta ha sido además la contratación en La Moneda de los protagonistas del bochornoso acto de 2017, donde la entonces Presidenta Michelle Bachelet sufrió una fea “encerrona”.