El drama de Grecia y los países del sur de Europa son la consecuencia de la acumulación de capital en desmedro del bienestar humano que se ha intensificado en la actual fase del capitalismo global. Los planes de austeridad con la rebaja de salarios, la reducción o eliminación del bienestar social, la privatización y la explotación del trabajo barato es la redistribución de la riqueza en favor de la clase económica a costa de un mayor empobrecimiento de la clase trabajadora. Un claro signo del triunfo de la clase alta.