Durante dos semanas Bolivia quedó paralizada por la decisión de realizar una huelga general con bloqueo de caminos que obligó, con mediación de representantes de la Unión Europea (UE), la Organización de Naciones Unidas (ONU) e Iglesia Católica, a que la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y el propio gobierno acepten la fecha improrrogable de elecciones para el 18 de octubre. Sectores importantes de la movilización plantearon inclusive la renuncia inmediata de Jeanine Añez y las elecciones para el 11 de octubre.