Los oprimidos suelen copiar el discurso del opresor y piden lo que este les indica que es lo adecuado para ellos. Todavía hoy, la única propuesta ‘bondadosa’ que se hace a la mayoría de pueblos indígenas tiene que ver con infraestructuras, aunque para nada con el derecho de autodeterminación, con el potencial creador que da la libertad. Se ‘compra’ sin discusión el discurso de ‘la educación os hará libres’ cuando, en la mayoría de los casos, la educación en América Latina y El Caribe –también en otras latitudes- perpetúa la servidumbre y la colonialidad social.”