El nuestro es también un país de migrantes. Los primeros llegaron –como ya se dijo– desde Asia y Oceanía. Les siguieron después los enviados por el inca, más tarde aparecieron los invasores europeos (españoles, para mejor precisión), y vinieron luego los alemanes, palestinos y sirios, croatas e italianos. En estas últimas décadas han llegado numerosos grupos de peruanos, bolivianos, venezolanos, chinos, coreanos, ecuatorianos, argentinos, colombianos y haitianos. Un crisol de razas y de acervos que más temprano que tarde deberá fulgurar en beneficio de nuestra ya amplia comunidad.