Por la vida, por nuestra historia y por un futuro mejor para nuestros hijos…
Tarapacá ya no puede esperar. El paso de las mineras está dejando un triste legado de contaminación, usurpación de agua, destrucción de patrimonio histórico y cultural, elevación del costo de la vida y saturación de los servicios públicos. En la contraparte, las inmensas riquezas que obtienen estas empresas, en su mayoría de capital foráneo, apenas se perciben en la región. No sólo pagan uno de los impuestos más bajos del mundo, sino que además de lo que se recauda, la inmensa mayoría va a parar a Santiago.