[…] en la década de 1980 legislaciones que se presentaron como un “bálsamo paliativo” a la referida destrucción, por cuanto supuestamente abrían espacio a la “libertad de enseñanza” recientemente prohibida, permitiendo el libre ejercicio de un capitalismo básico de mercado muy libre y desregulado en el campo de la educación en todas sus formas y fases, lo que daba pie en el ámbito de la así llamada “enseñanza superior” a la libre formación –lucrandi animo– de institutos y escuelas de las más variadas disciplinas y artes. [promoviendo e inaugurando] un amplio y expansivo rubro de negocios propio de una economía libre y abierta de mercado altamente competitivo (a saber, el “negocio de la educación”), la referida legislación establecía la consagración perdurable de la mercantilización integral de la educación chilena en todas sus fases o niveles.