Eran unos cien los invitados el domingo a bordo del ‘Badis 1’, el nuevo barco del rey Mohamed VI anclado frente a la residencia real de Rincón, en la costa norte de Marruecos. El soberano había invitado a las familias pudientes de Casablanca y Rabat a la inauguración de ese velero de 70 metros de eslora, uno de los diez más grandes del mundo. Debían asistir descalzos para que las suelas negras de sus zapatos no ensuciaran la impoluta cubierta.