En la tarde del 5 de junio la oficina Coruña fue bombardeada por el regimiento Salvo durante más de una hora y luego las metrallas del Lynch, la infantería del Carampangue y la caballería del Granaderos se encargaron de sepultar el alzamiento obrero. Al otro día, frente a las tumbas cavadas en el desierto, siguió el macabro “palomeo” con todos los sobrevivientes y los prisioneros.