El gran Günter Grass ya nos recordó varias veces que es normal que Rusia se sienta amenazada con cientos o miles de cabezas nucleares colocadas en su frontera y que apuntan a los puntos más vulnerables de su geografía. Da lo mismo, los líderes europeos siguen ignorando las advertencias de todas las casandras y actúan con un déficit preocupante de inteligencia y memoria histórica.