Estos dos personajes están irremediablemente hermanados por ser economistas reputados, con sendos posgrados en finanzas, aunque al primero ya le retiraron el título de economista y, al segundo, la opinión pública y los periodistas a su servicio – son casi todos – lo protegen y le agregan el “honorífico” título de “mago de las finanzas” que, en 1938 perteneciera a Gustavo Ross Santamaría.