De ahora en adelante serás mano de obra utilizable cómo, cuándo, dónde y durante el tiempo que le parezca útil al patrón. Ya no tendrás derechos: eres subcontratista, auto-empresario, cuarto de pollo, menos que nada. La reforma laboral, nos dicen los especialistas del derecho del trabajo, es una vergüenza más. Su grito de alerta debiese despertar consciencias. Si al leer esta carta no te indignas, es que decididamente tienes sangre de horchata».