“La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”, escribe Gabriel García Márquez en el epígrafe de Vivir para contarla (2002), primer volumen de su anunciada trilogía autobiográfica, consagrado a sus años de infancia y juventud (1927-1950). Pero esas memorias quedarán inconclusas, desde que “Gabo”, como lo llaman de cariño muchos de sus amigos y lectores, renunciara a continuarlas escribiendo ante los primeros síntomas del Alzheimer (La bobera como le llaman los antioqueños).