La percepción que tenemos al concluir el primer año de gobierno es que el barco efectivamente no tiene capitán y que el timón sin control nos lleva a un puerto que ya hemos conocido en nuestra historia reciente. Con gran preocupación observamos que este modelo de apenas un año de edad, está repitiendo a pasos acelerados lo peor de las prácticas económicas que sobrevivimos a duras penas en durante los dos procesos que más contribuyeron a minimizar nuestro país, la dictadura y el menemismo.