En la cristiandad había el proyecto de hacer del cristianismo el motor de la sociedad, mediante la subordinación de los poderosos a la Iglesia de Cristo y a su ley.
Ahora, sin embargo, la situación es diferente. Estamos en una sociedad cuyos valores y objetivos están en oposición total al evangelio. La sociedad actual tiene por objetivo el crecimiento de la riqueza.  Tal aumento se hace por medio de la concentración del poder económico, lo que permite concentrar el lucro y usarlo para aumentar todavía más la riqueza, también la riqueza virtual gracias a la especulación.”