Esta es la insurrección de los cuerpos en huelga de hambre y no contra los españoles, sino que contra los chilenos que ocuparon tu territorio por la fuerza. Hoy la violencia del Estado se  entroniza en el territorio de tus manos, tus rostros, tus huesos. Es la arrogancia de la clase colonial y dominante. Como lo fue en dictadura donde los desaparecidos aún no aparecen y quién sabe por cuáles senderos deambulan buscando la puerta justa para poder dar el último beso a sus padres, hijos, compañeras o abuelas. ¿Quién sabe?