Las movilizaciones de masas han ido creciendo, hasta llegar a un nivel importante: la marcha del viernes 25 de octubre es una expresión elocuente de ello. Entonces, se demuestra que el expediente represivo no ha desactivado los elementos motrices de la movilización. Piñera intenta captar cierto nivel de descontento, que partió con el alza del pasaje de metro, pero se amplió a otras esferas de la sociedad. Las capas del pueblo movilizadas empiezan a exigir demandas de fondo. El cambio de gabinete forma parte de la idea de entregar medidas con efecto comunicacional de a poco, pero esto no ha permitido desactivar la movilización.