Ya en su día [Felipe] González dio “la nacionalidad exprés” a Vargas Llosa ¿Cómo no iba a hacerle ese favor si ambos coinciden en lo fundamental?: El amor, platónico y material, al Tío Sam, el guardián de las buenas costumbres de medio mundo, con especial énfasis en el continente del Ché y de las eternas revoluciones que casi nadie entiende en la Europa de los rubios de ojos azules, que no deja de mirarse al ombligo, al higo y “a la higa”,  como dice la ínclita Celia Villalobos (PP).