Nada más hermoso, natural y apropiado que contemplar en nuestro hemisferio este inicial otoño-invierno que se viene: el ciclo de la caída o vuelo de las hojas en la suprema levedad de su sueño, y reposar finalmente sobre los prados. Pero a la vez resulta contranatural presenciar la antiecológica actitud de algunos de barrerlas, y, más aún incinerarlas. Ellas no son basura, son los esenciales nutrientes de la tierra, de los árboles y plantas.