El poder, hoy por hoy,  sabemos, no es más que el monopolio de la fuerza, por consiguiente, como lo afirmaba Weber, el político no tiene otra salida que pactar con el Diablo y quien busque la salvación en la política ya ha optado por el camino al infierno. Maquiavelo es mucho más directo en este sentido: el político debe tener la astucia de la  zorra y la fuerza del león, sobre todo, la inteligencia de la primera para destruir las trampas que el azar y el acontecer le colocan.