Escucharle decir a John Kerry que ya no somos rivales ni enemigos, sino simplemente vecinos, es fuerte. Juro que quisiera verlo así. […] Quienes construyeron el cuidado discurso de Kerry saben que mis hijos sólo sabrán de Conrado Benítez y de Manuel Ascunce por las fotografías. O de Rolandito Valdivia y su cuatrobocas en Girón. Y no lo digo para caldear los ánimos o para encender algo que ya no brille con luz propia. Aquellos jóvenes que no pudieron llegar a mi edad, y muchos otros, están en mi memoria. Una memoria que se apagará conmigo, como tantas del siglo anterior, según la ley.