Hemos visto en los últimos meses, a veces con dolor, a veces sin sorpresa, la claudicación de gente que tuvo altas responsabilidades en la construcción de nuestro proceso. Digo con dolor porque en algunos casos percibo desesperación y frustración por la compleja situación que atravesamos. Digo sin sorpresas, porque en la mayoría de los casos se cumple la máxima de que todo corrupto es traidor.