Quienes avizoran el futuro suelen decir que dentro de pocos años la riqueza más frágil, escasa y vulnerable será el agua potable. La dictadura lo entendió: por eso la privatizó. Ahí nació el escándalo del saqueo, allí comenzaron los sufrimientos de las familias sin agua, de las regiones yermas, del gran negociado.
Mientras más del 70% del país es azotado por la sequía, el Código de Aguas, vigente desde la dictadura, prioriza el consumo para la producción económica por sobre las necesidades de la población. Chile es el único país del mundo donde el agua es privada, y derechos de aprovechamiento gratuito y a perpetuidad han sido concedidos por el Estado. Según la Dirección General de Aguas, subsisten 41 comunas sin acceso a agua potable y existe un 40% de “escasez hídrica”, perjudicando a 11,6 millones de personas, el 65% de la población.