El laboratorio de experimentación y cuna del neoliberalismo -la más inhumana expresión del capitalismo-, se puso de pie y reclama una Asamblea Constituyente que eche los cimientos de una República democrática y participativa. El poder popular pugna por ser definitivamente reconocido como la piedra angular de la sociedad.
Existe una evidente continuidad histórica entre el 18 de octubre y el 11 de septiembre. En la perspectiva del tiempo, esas fechas se hermanarán como anverso y reverso de nuestra trágica historia.
El presidente Salvador Allende lo anunció en La Moneda en llamas: “más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”. Esto es lo que hoy sucede: el hombre libre se ha echado a andar y ha convertido las calles en barricadas de la libertad.