Detrás de los atentados terroristas en  París, existe una  larga y compleja trama de la historia humana, que no sólo es la respuesta de una rígida religión monoteísta, sino también son las consecuencias de un expansionismo de las potencias occidentales plagada de muerte, injusticias y horrorosas aberraciones que han ido acentuando la división entre los pueblos en casi todo el mundo, hasta producir los “hombres extremistas”, una especie de fenómeno en que la única verbalización del lenguaje solo expresa un “yo” centrado en el odio, sin fronteras ni nacionalidades.