Una salpicada inesperada del fétido Obamagate resultó en la implicación de México donde quedó al desnudo la venta secreta (sic) de armas por el Gobierno de Obama a los cárteles mexicanos de las drogas.
La operación secreta Fast and Furious (Rápido y Furioso) fue conducida por el Bureau of Alcohol, Tobacco, Firearms and Explosives (ATF, por sus siglas en inglés) que introdujo ilegalmente 2.000 armas automáticas para los cárteles de las drogas durante el aciago sexenio de Felipe Calderón.
Hasta ahora nadie en EEUU divulga que en el paquete venían cinco misiles (literal) que ‘alguien’ entregó a los cárteles y uno de los cuales fue usado para derribar el helicóptero del entonces secretario de Gobernación Francisco Blake.