Desde hace varias semanas los medios de comunicación agobian a la audiencia con el escándalo de los Cuadernos. Anuncian el comienzo de una gran batalla contra al corrupción que llevará a cárcel a todos los malversadores. Proclaman el fin de la impunidad y resaltan el inicio de una bisagra con el pasado. Pero el carácter sesgado de la investigación entierra ese presagio. El juez restringe todas las pericias a lo ocurrido en la última gestión kirchnerista. Supone que las coimas nacieron en el 2003 y desaparecieron en el 2015, desconociendo cualquier irregularidad previa o posterior a esa fecha.