En buena parte de las izquierdas y progresismos se convive entre la perplejidad y una cierta indulgencia ante tanta aberración quizás por el hecho de que el ISIS se enfrenta al agresor histórico y sus aliados. Pero esto constituye un oportunismo inaceptable. El nivel de atraso, deshumanización y violencia extrema, requiere no sólo de pronunciación enérgica e intervención, sino también preparación para la indispensable solidaridad y refugio a los afectados.