Según Kinsey, a lo largo de toda la vida hay mayor estabilidad sexual en la mujer que en el hombre; a los 60 años, sus posibilidades de deseo, de placer, son las mismas que a los 30. Según Masters y Johnson, la intensidad de la respuesta sexual disminuye con la edad; sin embargo, la mujer sigue siendo capaz de llegar al orgasmo, sobre todo si es objeto de un estímulo sexual eficaz y regular.