Al quitarle el agua potable a la ciudad con el objeto de “reducir costos” y suministrarle el agua del río Flint, usted ha permitido que aumente de forma generalizada el nivel de los contaminantes y de plomo que llega a las casas de los ciudadanos. Cada uno de los residentes de Flint se halla atrapado por esta pesadilla ambiental que usted, señor Gobernador, ha originado.
Como todo verdadero criminal, cuando usted enfrentó la verdad (por medio de la Agencia de Protección Medioambiental, EPA, y de otros importantes expertos en agua de todo el país) negó lo que había hecho. Y lo que es peor, decidió burlarse de sus acusadores y de sus conclusiones.