El gran empresariado chileno se siente acorralado y así se huele. Desde Corea del Sur se dijo en mayo que, si Chile quería crecer, debía superar las limitaciones del neoliberalismo. Hace poco, la agencia internacional Bloomberg dejó en claro que esas limitaciones no se deben solo a un problema de inversión, sino que había algo más: la actitud “histérica” de un empresariado chileno que ve al socialismo acechando en cada esquina, y en parte nos recordó también que la economía depende de decisiones políticas.