Al escuchar a los vociferantes relatores deportivos; y a los delirantes y fervorosos comentaristas, que nos regalan sesudos y brillantes análisis sobre los detalles más nimios y las anécdotas más banales de cada uno de estos partidos de fútbol, queda la impresión de que la vida, la historia, el fin último están en juego; que en cada una de estas justas, es todo o nada; y que el Olimpo espera a los hijos del barro, quienes agraciados por un talento de origen ignoto, son erigidos como ídolos…¿Será cierto que Prometeo regaló el fuego a los mortales; o todo es mentira?